26 de Noviembre de 2004
Viento Frío
- Nombre:
- Viento Frío
- Nombre del jugador:
- Kimberly Jones
- Raza:
- Humana
- Clase:
- Shamani
- Procedencia:
- Tribu del Castor (Hijos del Alce) en los Clanes Atruaghin
- Fuerza:
- 9
- Inteligencia:
- 12 [13 (+1)]
- Sabiduría:
- 16 (+2)
- Destreza:
- 11
- Constitución:
- 13 (+1)
- Carisma:
- 8 (-1)
Viento Frío nació en la Tribu del Castor, entre los densos y húmedos bosques de la meseta de Atruaghin. Siempre fué una niña solitaria, callada y responsable, más habituada a ayudar a una madre de salud delicada en los campos del Jardín de la tribu o a cuidar de sus hermanos que a los juegos de la infancia.
Con sólo 12 años, cuando su madre murió aun muy joven, empezó a tener sus primeras visiones. Visiones de lugares en los que nunca había estado, ciudades, barcos aéreos, sangrientas batallas de ejercitos bajo banderas desconocidas, monstruos que la hablaban en lenguas que no entendía… Su padre, Ojo de Halcón, pidió el consejo de los sabios de la tribu, y finalmente emprendió un viaje junto a la niña febril y medio enloquecida hacia las montañas al borde de la meseta.
Buho Amarillo, el Hermitaño del Pico del Sol, el más sabio de los shamani de los Hijos del Alce, los esperaba. Durante 3 días y 3 noches velaron y rezaron por el espiritu de la niña al propio Atruaghin para que sanara. Al cuarto día Buho Amarillo tuvo una revelación. Ojo de Halcón debía despedirse de la niña pues Atruaghin tenía planes para ella si había de curarla: debía empezar su andadura shamani y Buho Amarillo debía partir con ella, abandonar el Pico del Sol, para ayudarla a encontrar su camino.
Atruaghin cumplió su palabra. Las visiones se atenuaron, convirtiendose sólo en pesadillas ocasionales. Viento Frío sanó, y el mismo día en que por fin pudo tenerse en pie, se despidió entre lágrimas de su padre que la vigilaba desde la distancia y siguió al anciano shamani bajo un cielo encapotado.
Así comenzaron ambos su vida errante, visitando las aldeas, bosques y praderas de los Clanes. Y en cada lugar que visitaban aprendía de lo que la rodeaba. Entre los Hijos del Caballo aprendió la lengua de los gestos, la caza del búfalo, la lucha con escudo y el makaki de los shamani Caballo. Entre los Hijos del Oso vió por vez primera a gentes del mundo exterior y el Ascensor Mundo, aprendió a trepar las rocas, a tejer algodón y la Danza de las Serpientes. Al pie de la meseta, entre los Hijos de la Tortuga, aprendió la caza de la ballena, la talla de tótems y el rito de fundición del Dorado.
Durante todo el viaje Buho Amarillo la enseñaba las maneras de los shamani: a descubrir los espíritus animales de cada persona, a predecir el tiempo, a distinguir la verdad de la mentira, a bendecir y cantar bajo las estrellas. Y tras años de peregrinaje la devolvió de nuevo entre su gente, a las tribus de los bosques del Alce donde por fin se reunió con su padre y sus hermanos. Y entre ellos, recibió su wampari blanco, y el gavilán se posó sobre su hombro. Y fué reconocida por todos como shamani y Buho Amarillo la miró sonriendo pues había cumplido con su tarea. Y a la cuarta noche, en el Pico del Sol, tuvo un sueño.